Un paisaje desolador

El singular paraje de los chopos ilicitanos está perdiéndose a marchas forzadas. La falta de limpieza y el vertido de escombros en la zona ha coincidido con la pérdida de numerosos ejemplares de esta especie protegida.

De bucólico y poético a desolador. El paraje de los chopos ilicitanos, situado en la zona conocida como Aigua Dolça i Salà, ha pasado a estremecer no por su belleza, sino por su abandono. Regados por las aguas que discurren por la Acequia Mayor del Pantano, un centenar de este singular y protegido árbol prácticamente agoniza en un paisaje en el que escasean las hojas, se retuercen las raíces y numerosos troncos reposan sobre el suelo.

La comunidad de regantes de la Acequia Mayor, propietaria del enclave, conoce el estado de lo que siempre se ha considerado un enclave simbólico por su belleza. Su presidente, Emigdio Tormo, reconocía que la falta de cuidado, junto a la mala calidad de las aguas del Vinalopó y la climatología, han degradado notablemente el paraje. Pero a su vez, Tormo anunciaba una próxima actuación para restaurar la zona. Pendientes de las imprescindibles subvenciones, la comunidad proyecta una obra urgente para rehabilitar la acequia y adecuar los chopos, ubicados en hilera a los lados de la conducción, a lo largo de unos 150 metros.

El ilicitano es una especie de la familia de los chopos procedentes del este de Asia, introducida en el sureste español y muy arraigada en Elche en particular. Es un árbol muy resistente a suelos secos, robusto -puede alcanzar de 10 a 15 metros de altura- e ideal para cauces y ramblas de la provincia, secos la mayor parte del año.

Su importante presencia en este enclave de la sierra propició que el Ayuntamiento hablara en su día de la necesidad de preservarlo. Para ello anunciaba que sería incluido en un catálogo municipal de árboles singulares junto al pino del barrio de San Antón. Pero su protección dista mucho de la realidad. “La zona está muy abandonada. Su degradación comenzó con la construcción de la autovía y después con las conducciones de gas”, explica el presidente del Patronato Histórico Artístico Cultural (PHACE), José Payá. Esta sociedad ha demandado en distintas ocasiones al Ayuntamiento la protección del paraje. “Hemos informado de su estado, enviado escritos para que tomen cartas en el asunto, pero nunca se han mostrado interesados”, apunta Payá.

Actualmente, en el enclave brillan más los cascotes que las flores, los lodos reposan en los márgenes de la acequia, matojos impiden el paso y las palmeras y los chopos están totalmente abandonados. El paraje es un foco de mosquitos y lo que en su día fueron troncos de gran firmeza yacen ahora inclinados y huecos, sin ánimo de seguir embelleciendo un lugar que, quien recuerda sus buenos tiempos, prefiere ahora recordarlo.

Vía | diarioinformacion.com

Comparteix

Be the first to comment

Leave a Reply