> Miles de jóvenes aprovecharon la noche de hogueras para concentrarse en la playa, donde se montaron equipos de sonido con diferentes estilos musicales.
El área protegida de las dunas del Carabassí, en el límite entre Elche y Santa Pola, amaneció ayer convertida en un estercolero a causa de la celebración de una fiesta ‘rave’. Miles de jóvenes, convocados a través de Internet y del boca a boca, aprovecharon la noche de San Juan, la única en la que se permite el encendido de hogueras en el paraje, para tomar la playa y sus alrededores. El objetivo común era divertirse mientras se escuchaba música al aire libre.
Cerca de ellos, e incluso entremezclados, ocupaban el mismo paraje cientos de personas reunidas en torno al fuego para festejar el solsticio de verano y ahuyentar todo mal augurio. El bullicio comenzó a partir de las once de la noche, hora anunciada para el inicio de la llamada ‘Carabassí Rave 2010’.
Los participantes montaron varios equipos de sonido para que la gente pudiese disfrutar de todo tipo de estilos musicales. Así transcurrió la madrugada, jalonada de baile, charla y alcohol. A medida que subía de intensidad la juerga, iba en aumento la transformación de este espacio del litoral en vertedero.
La fiesta, según se había precisado en los foros de Internet, debía concluir a las nueve de la mañana de ayer. Y así fue para la gran mayoría de los asistentes, si bien este periódico pudo comprobar cómo a las 13 horas todavía quedaban en el Carabassí decenas de jóvenes e incluso una de las instalaciones musicales.
«Esto es vergonzoso. He venido a dar un paseo y me he encontrado con las papeleras vacías y la playa hecha un basurero», se lamentaba una ciudadana que se acercó al lugar sin imaginarse la visión que le aguardaba. Y ello a pesar de que alguno de los que asumieron un papel más relevante en la convocatoria de la ‘rave’, que no tiene ningún ánimo de lucro, insistía en sus mensajes en la Red: «Por favor, la playa es de todos. Hay que mantenerla limpia y recoger todo, sobre todo, cristales, y si puede ser no llevéis».
Sin embargo, ayer por la mañana eran impactantes las imágenes de los restos de la celebración, con un sinfín de botellas de vidrio, otros tipos de envase, bolsas de plástico y desechos en general. La envergadura de lo vertido era tal que los servicios de limpieza no habían podido ni siquiera medio adecentar la playa cuando ya se había rebasado el mediodía.
Una joven que estuvo presente en el acontecimiento musical explicó a este diario que la edad de los asistentes osciló entre los 16 y los 35 años. A pesar de que no pudo cuantificar la cantidad de personas reunidas, sí destacó que había miles, «mucha más gente que otros años», dado que esta cita parece que ha arraigado en la noche del 23 de junio. Esta chica dijo que observó patrullas policiales por la zona, aunque en ningún momento intervinieron porque no se produjo ningún incidente. «Eso sí, muchos borrachos», confesó.
La principal preocupación, en este caso, de la Policía Local de Elche era que el angosto camino que une Arenales del Sol con el Carabassí y las calas de Santa Pola no quedase cerrado por el aluvión de vehículos estacionados a ambos lados del vial. Asimismo, vigiló que no se hiciese fuego en la pinada, lo que habría supuesto un importante riesgo de incendio forestal.
A favor de los intereses de los promotores de la ‘rave’, jugaron la normativa que permite el encendido de hogueras la noche del 23 al 24 de junio, fecha que atrae a miles de personas a las playas de toda la provincia, y cierta indeterminación legal en las competencias policiales frente a esta clase de acontecimientos. Algunas fuentes apuntan a la posibilidad de actuar por la música alta, pero al ser un entorno alejado de zonas habitadas surgen dudas al respecto.
Vía | laverdad.es
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