A sólo tres semanas de que se cumplan doce años desde que la Unesco declaró el Palmeral ilicitano Patrimonio de la Humanidad, la voz de alerta que lanzó hace casi un siglo el historiador Pedro Ibarra sigue más viva que nunca. Y es que ya en 1920 avisaba del peligro que corría una de las señas de identidad ilicitanas por excelencia de mantenerse el ritmo de destrucción. Ahora, 92 años después, esa amenaza está más viva que nunca, y no sólo por la presencia de la plaga de picudo rojo, sino por el abandono en el que se encuentran muchas parcelas, con palmeras que ni se podan ni se riegan, y con ejemplares totalmente secos de los que sólo queda el tronco.
Así se pone de manifiesto en un informe del Institut d’Estudis Comarcals del Baix Vinalopó, confirmado por otro de la Junta Gestora del Patronato del Palmeral de finales del año pasado, en los que se alude a 20 huertos, algunos privados, incluso varios catalogados como Patrimonio de la Humanidad, y así se pone en evidencia también sólo con dar un paseo por algunas parcelas del casco urbano y del Camp d’Elx.
Desde el colectivo se muestran contundentes: “Hemos contado centenares de palmeras muertas, miles agonizando, abandonadas todas. Las causas no tienen nada que ver con plagas modernas, como la del picudo rojo”. Es más, inciden en que “se encuentran a la vista de todos, junto a carreteras y caminos principales. Dispersas por todo el campo: Algorós, Daimés, Asprillas, Alzabares o La Hoya, y también dentro del núcleo urbano”.
Sin embargo, uno de los aspectos más significativos, como apuntan desde el Institut d’Estudis Comarcals, reside en el hecho de que “todos los huertos se encuentran en una franja que rodea el casco urbano en un radio máximo de unos tres kilómetros”, y puntualizan que “a todas las palmeras se las mata de sed; parece una estrategia premeditada”.
El informe, en el que se pedía que se tomaran medidas para “corregir” este deterioro de los huertos, fue remitido, vía Registro, al Ayuntamiento y a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat, junto a un amplio estudio gráfico, en septiembre del año pasado. A partir de ahí, únicamente respondió Patrimonio Cultural, aunque, eso sí, la directora general, Marta Alonso, se limitaba a decir que “se ha solicitado informe a nuestro servicio técnico, si bien se ha remitido copia al Ayuntamiento de Elx y al Patronato por ser asunto de su competencia”. Ante esta situación, en noviembre de 2011 volvieron a remitir a la alcaldesa un nuevo informe en el que se incorporaban más huertos. Tampoco hubo respuesta.
No obstante, en diciembre del año pasado la Junta Gestora del Patronato del Palmeral emitía otro informe que no hacía más que confirmar la lamentable situación en la que se encontraban los huertos a los que hacía referencia el Institut d’Estudis Comarcals del Baix Vinalopó. La situación era muy similar en huertos de Algorós, Daimés, Asprillas, La Hoya o Alzabares, en los que se apercibía a los propietarios por el “deterioro de las alineaciones de palmeras” como consecuencia de los troncos secos existentes y de la necesidad de reponer los ejemplares, por el mal estado de las acequias de riego, por la falta de laboreo de la finca o por la presencia de picudo.
Más preocupante, si cabe, era la constatación de esta situación de abandono en huertos Patrimonio de la Humanidad, como los situados en Porta Tafulles, con la presencia de troncos secos, el deterioro de las acequias de riego o la falta de laboreo del huerto; en el Camí del Gat, con deficiencias en las alineaciones de las palmeras o la ausencia de riego; o en la calle Candalix, también con “fallos” en la estructura.
Sólo en algún caso, como en el de la parcela situada junto a la Torre dels Estanyà, el informe técnico del Patronato recogía en aquel momento que “se realizan las labores de cultivo pertinentes, según uso y costumbre de un buen labrador”.
El siguiente paso del Institut fue preguntar al Patronato del Palmeral cuándo se reunió por última vez, a lo que se les contestó que el 22 de diciembre de 2006, pese a que por ley debe reunirse una vez al año, por lo que fue entonces cuando se dirigieron a la consellera de Turismo y Cultura, Lola Johnson, para pedir su convocatoria y que se abordara el abandono de los huertos.
Finalmente, el colectivo presentó el pasado junio una queja ante el Síndic de Greuges por la falta de respuesta de la alcaldesa y de la consellera. En septiembre, el Síndic les informó de que se había dirigido a la regidora ilicitana recordándole que debe contestar a los ciudadanos, mientras que la de la titular autonómica de Turismo y Cultura todavía no ha llegado.
En cualquier caso, el tiempo ha pasado y, como lamentan desde la entidad, “salvo alguna excepción, la situación, lejos de mejorar, empeora por momentos; la alcaldesa no nos contesta; y el Patronato del Palmeral sigue sin convocarse y sin pronunciarse sobre este tema. A ver si ahora que se celebra pronto el aniversario de la Unesco, en lugar de tirar cohetes, aprovechan para convocar la reunión del Patronato”. Al fin y al cabo, el único objetivo es que los peores presagios de Pedro Ibarra no se cumplan y que el Palmeral no deje de ser presente para convertirse simplemente en historia.