STOP A LA EXPANSIÓN DE LOS MONOCULTIVOS DE PALMA ACEITERA
El aceite de palma, que se obtiene de los frutos de la palma africana (Elaeis guineensis), se ha convertido en un producto de importancia global para la producción de productos alimentarios, cosméticos, químicos y recientemente como materia prima para la producción de agrocombustible. La palma aceitera se cultiva en países con clima húmedo tropical y generalmente en forma de grandes plantaciones industriales o monocultivos insostenibles.
Ya en febrero de 2009, el Movimiento Mundial por los Bosques y Salva la Selva apoyaron los reclamos de comunidades de la provincia Oro en Papua Nueva Guinea, que pedían al Banco Mundial que revisara las condiciones de un préstamo otorgado a ese país para que se promovieran alternativas a la palma aceitera, o bien que se cancelara dicho préstamo. La financiación de proyectos de palma aceitera estaba perjudicando incluso a pequeños productores de este cultivo, que se veían cada vez más entrampados en círculos viciosos de deudas cada vez mayores con grandes empresas. También los campesinos no relacionados con el sector de la palma resultaron enormemente perjudicados al ver cómo la intervención del Banco Mundial contribuía a replicar los problemas socioeconómicos existentes, con mayores impactos negativos. Este caso está siendo revisado por el Banco Mundial debido a las críticas surgidas.
Haciéndose eco de las crecientes críticas relativas a la insostenibilidad de las plantaciones de palma –no solo en Papua Nueva Guinea, sino también en Indonesia, Malasia, Laos, Uganda, Colombia, México, Guatemala, Ecuador, Perú por citar algunos países – el Banco Mundial tomó la decisión de congelar el financiamiento al sector palmicultor y ordenó una auditoría al Ombudsman de la IFC.
Antes de continuar con la financiación de proyectos de palma, el BM ha iniciado una ronda de consultas con partes implicadas. El 17 y 18 de mayo de 2010 tendrá lugar una reunión en Costa Rica como parte de la elaboración de la estrategia del BM con respecto a la producción de aceite de palma.
Pero en todo el mundo, organizaciones campesinas y de pueblos indígenas, movimientos sociales y grupos de la sociedad civil están ampliamente de acuerdo en que las plantaciones de aceite de palma no son ni serán nunca sostenibles, y que su proceso de certificación constituye ‘maquillaje verde’.
Lo que realmente se necesita es detener ya la expansión de los monocultivos de palma aceitera. Por eso, apoyen con su firma para pedir: ‘Banco Mundial: ¡NO financien más plantaciones de palma!’
Vía | salvalaselva.org
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