Transformar nuestros residuos orgánicos en alimento para plantas. Ese es el propósito del taller impartido el pasado sábado por Raúl Moral, profesor titular del área de Agroquímica y Medio Ambiente de la Universidad Miguel Hernández” y experto en agrocompostaje, taller organizado por Margalló-Ecologistes en Acció dentro de los actos de celebración del 40+2 aniversario del colectivo ecologista.
Más del 40 % de la basura que generamos en nuestros hogares es materia orgánica, susceptible de transformarse en abono para la agricultura. Su correcto tratamiento es la clave para que todo el sistema de gestión de residuos funciones correctamente y se minimice la cantidad de los mismos que acaban en el vertedero. Eso vienen defendiendo desde hace mucho tiempo grupos como Margalló, que ya en el año 2000, cuando se adjudicó la vigente contrata de basuras en Elche, demandaron sin éxito una recogida y tratamiento selectivo para la fracción orgánica. ”Desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón. Veinte años después, nuestra ciudad se halla a la cola en porcentaje de recuperación y reciclaje de residuos, con porcentajes por debajo del 20 %. Y ese fracaso del sistema lo debemos en gran parte al incorrecto tratamiento de la fracción orgánica”, afirma Mariló Antón, miembra de este colectivo.
Y es que, según los ecologistas, el contenedor gris, al que van a parar la mayoría de los residuos, es un “agujero negro” del que resulta prácticamente imposible salir. Cualquier residuo que se deposite allí difícilmente podrá recuperarse para una segunda vida, pues los restos orgánicos lo “contaminarán” haciendo inviable su valorización. Su destino final, acabar enterrado en algún vertedero anexo a cualquiera las plantas de tratamiento de residuos de la Comunidad Valenciana.
Una forma de revertir esta perversa dinámica que engorda vertederos de nuestro territorio como el anexo a la planta de Els Cremats, en la pedanía de Vallongues, es implantar prácticas como la del compostaje doméstico o el compostaje comunitario. Y en esa vía discurrió el curso organizado por el Margalló, impartido en el centro social de la Peña de las Águilas. Los asistentes han aprendido a darle una segunda vida a sus restos orgánicos adentrándose en la técnica correcta para elaborar un buen compost, algo perfectamente al alcance de cualquiera, ya viva en una zona rural o urbana y disponga de espacio para una compostera doméstica o bien que participe e impulse proyectos de huertos urbanos, en los que también se puede procesar la materia orgánica procedente de residuos domésticos. De esta forma, aparte del beneficio personal de la obtención de un producto que podrán utilizar en sus huertas o jardines, contribuyen a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero al no generar residuos que tendrían que ser transportados para su tratamiento, en ocasiones a grandes distancias.
En palabras de Adolfo Quiles, otro miembro de Margalló, “se trata de descentralizar todo el modelo de gestión de residuos, implicando a la ciudadanía y premiando a aquellos que menos residuos generan o que mejor los reciclan. Esto no se ha tenido en cuenta en la redacción de la nueva contrata de basuras que se ha licitado, ni tan siquiera se ha estudiado su implementación mediante la elaboración de un Plan de Gestión, el cual llevamos años reclamando”. “Las consecuencias las vamos a pagar entre todos, cuando a partir de enero estemos incumpliendo los objetivos que desde Europa nos obligan obtener unos porcentajes de recuperación y reciclaje del 50% , algo inalcanzable con la contrata diseñada”, concluye el ecologista.