Los retrasos en la puesta en marcha de las plantas de tratamiento contempladas en el Plan Zonal obliga a muchos municipios a enviar sus residuos a cientos de kilómetros.
La Ley de Residuos valenciana marca el principio de proximidad como argumento principal a la hora de gestionar las basuras. Es decir, los residuos de cada municipio han de ir a los vertederos más cercanos, de hecho, el Plan Zonal divide la autonomía en 18 subzonas para que cada consorcio autónomo se gestione sus desechos. Pero 13 años después de esta iniciativa, los diferentes retrasos han provocado que se rompa esta armonía administrativa, lo que ha acabado con un conflicto entre la Generalitat y los pueblos que ya albergan basureros.
El principal foco de polémica en los últimos días ha sido Xixona, ya que recibe los residuos de las comarcas del norte de Castellón. Más de 250 kilómetros de carretera diarios por la ausencia de una planta de tratamiento y un vertedero en Cervera del Maestre.
Pero este no es el único ejemplo. Las basuras de las comarcas de Camp de Túria, Los Serranos, La Hoya de Buñol, Ademuz y Utiel Requena se depositan en las plantas de Alicante, Elche, Crevillent o Algímia d’Alfara. En este caso los residuos viajan hasta 200 kilómetros por la falta de vertederos previstos en Llíria y Caudete de las Fuentes. En este caso, el Consorcio Valencia Interior inició en enero la construcción de la planta de tratamiento edetana, que deberá estar acabada en un año y que dará un poco de respiro a los pueblos del sur.
En Algímia d’Alfara tampoco están muy contentos, ya que reciben la basura de las comarcas del Alto Palancia y La Plana Baixa, también del interior de Valencia. El motivo, la planta de Vall d’Uixó, que todavía no se ha iniciado pese a tener la autorización. En este caso, no llega a 100 kilómetros los que separan los municipios y la planta de tratamiento, aunque hay que recordar que da servicio al Camp de Morvedre y que recoger las basuras del sur de Castellón era provisional.
La solución improvisada que los consorcios han dado a estos retrasos son las plantas de transferencia. Se trata de vertederos provisionales donde van los camiones de basura para traspasar a vehículos más grandes, que son los que hacen los largos recorridos. Benicarló, Llíria o Caudete son algunos de estos ejemplos.
Desde la Conselleria de Medio Ambiente aseguran que “se ha trabajado intensamente para que los residuos tengan una gestión adecuada y para ello ha ejercido su competencia, que no es otra que la planificación y coordinación”. Además, atribuyen a los consorcios la responsabilidad de los retrasos, ya que “son los encargados de promover la construcción y explotación de las necesarias infraestructuras de tratamiento de residuos”. Recuerdan que durante el último año se ha concedido la Autorización Ambiental Integrada de la planta de tratamiento de LLíria, así como la del vertedero de Cervera del Maestre, y de la Vall d’Uixó y ha entrado en funcionamiento la planta de Algimia de Alfara, así como la de Quart.
Por su parte, consorcios como el de Valencia Interior se quejan de la tardanza en los permisos ambientales por parte de Medio Ambiente. “La Autorización Ambiental Integrada de la planta de tratamiento de Llíria tardó tres años y medio”, lamentan. Sea una situación o la otra, la basura se ha convertido en un problema para los ayuntamientos receptores de residuos de otras zonas. Como en Xixona, que una planta hecha para 30 años se colapse en cuatro.
Vía | diarioinformacion.com