Sin entrar a valorar el tema de los costes económicos (aunque habría bastante que decir al respecto), lo que desde luego no tienen en cuenta nunca los pro-trasvasistas son los costes ambientales que estas obras de fontanería hidráulica tienen, mucho mayores que los de la desalación aún siendo conscientes de que esta alternativa también los tiene y muy grandes. Igual es que se toman al pie de la letra las palabras de nuestro actual ministro de agricultura, sin pararse a pensar que ciertos sacrificios que se venden como la salvación a corto plazo, a medio y largo plazo acaban pasando factura (nota del editor).

 
Los trasvases deben volver a ser preferentes en la política hídrica nacional. O eso es, al menos, lo que trata de inculcar la consellera de Agricultura, Maritina Hernández, al nuevo ministro Arias Cañete, durante sus primeros contactos con el responsable de la política hídrica de Mariano Rajoy para los próximos cuatro años. El Consell ha trasladado ya a Madrid un informe sobre cómo debe ser la distribución del agua, en el que se afirma que los trasvases tienen que representar, de nuevo, la opción prioritaria frente a la desalación por la que apostó el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

En este sentido, según un informe de la conselleria, la puesta en macha de la macroplanta construida en Torrevieja (80 hm3 al año) elevará un 35% las tarifas del agua a la Mancomunidad de Canales del Tabilla, y triplicará el precio el caudal de riego, lo que la hace inviable para ser comprada por los regantes.

La Generalitat está a favor de la recuperación del trasvase del Ebro y considera clave mantener el Tajo-Segura y poner en marcha el Júcar-Vinalopó. Todo en un escenario complicado para el futuro hídrico de Alicante, una provincia abastecida por dos cuencas, Júcar y Segura, cuyos ríos han perdido un 3% de su caudal en 20 años debido al cambio climático y la reducción de las precipitaciones, según acaba de revelar un informe del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Trabajo que coincidía con una nueva crecida en el Ebro, el río más caudaloso de España, aunque también tenga sus problemas.

El trabajo de los técnicos de la Conselleria de Agricultura denuncia que el Programa Agua del anterior ejecutivo impuso una serie de desaladoras que “se proyectaron sin ninguna planificación ni viabilidad por el elevado coste que ese agua tiene para el usuario, tanto para el abastecimiento urbano como la agricultura”. De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente invirtió 450 millones de euros en las plantas a construir en la Comunidad y sólo está operativa una de las dos de Agua Amarga, en Alicante. La complejidad de la desaladora de Torrevieja y las trabas administrativas que puso el Consell han provocado que ésta siga sin entrar en servicio; en Mutxamel han comenzado las pruebas; se ha eliminado del plan la de Guardamar y nada se sabe de una que se iba a construir en Xábia.

Otro de los problemas importantes de la apuesta por la desalación es que, según el informe, “su sostenibilidad financiera es, ahora mismo, insostenible ya que el coste ha de trasladarse al usuario o ser subvencionado por el Estado, algo impensable en estos momentos”, sobre todo por los agricultores, según sostiene el Consell.

En cuanto al abastecimiento urbano, la Conselleria de Agricultura considera que la desalación de agua del mar no es competitiva frente a otras alternativas “aunque de manera estratégica puede ser útil en determinadas condiciones y en el marco de un conjunto de soluciones. Deben formar parte, por tanto, de una planificación que contemple otras alternativas para el suministro porque como recurso base es inasumible”, según el informe. La Federación Provincial de Regantes apoya con rotundidad las reclamaciones que realice el Consell en Madrid para defender los trasvases.

“Algo parece que puede cambiar para el campo de la provincia. De momento, Cospedal no ha recurrido el último trasvase del Tajo y creo que va a retirar una ley que aprobó Barreda para blindar el río. La solución es el Ebro, todo se andará”, subraya Ángel Urbina, portavoz de la Federación.

Los agricultores alicantinos son los que más agua reutilizan en España
La incorporación del sistema terciario a la depuración -desalación-a la principales plantas ha posibilitado que Alicante sea una de las provincias españolas que mejor gestiona y aprovecha sus aguas residuales al contar con unos 100 hm3 al año -70% del agua tratada- que se reutiliza al cien por cien en la agricultura sin ningún temor sanitario. El ejemplo de Alicante es extensivo a la Comunidad Valenciana, puntera nacional, al tratar 506 hm3 al año. Alicante fue pionera en la reutilización de sus aguas residuales cuando a finales de los años setenta el recordado José Ramón García Antón convenciera a la comunidad de regantes del Canal Bajo del Algar para que cediera parte de las aguas del sistema Algar-Guadalest para el consumo urbano de Benidorm, Villajoyosa y Alfaz del Pi. A cambio, los agricultores reciben caudales depurados de la planta benidormí de Sierra Helada, a 135 metros de altura sobre el nivel del mar, con las que se riegan 2.400 hectáreas de cítricos y nísperos de gran valor en el mercado. Casi cuarenta años después la experiencia se fue trasladando al resto de la provincia y, hoy, los agricultores alicantinos reutilizan unos 70 hm3 al año, caudal al que hay que añadir 4 hm3 más que se aprovechan para regar los campos de golf -el césped de una instalación necesita 0,5 hm3 al año-.

 

Otra experiencia digna de destacar fue la que se consiguió en la depuradora de Rincón de León, en Alicante, donde se elevan las aguas 400 metros hasta Agost y Monforte del Cid a precios competitivos. La implantación del sistema terciario aumentó la disponibilidad de agua para riego y ya existen acuerdos con agricultores del Campo de Alicante, Medio Vinalopó y el Campo de Elche para enviarles el agua. La incorporación del terciario reduce el contenido en sales a 500 miligramos de sal por litro, lo que la hace completamente viable para el regadío. Como comparación, ahora mismo en la desembocadura del Júcar, desde donde parte el Júcar-Vinalopó la salinidad ha llegado a alcanza los 1.100 miligramos por litro.

 

 

 

 

 

Diario “Información”, 12-02-12