Mobilitat Sostenible

El AVE llega sin resolver el resto de las conexiones

La falta de buenos enlaces e infraestructuras de transporte desde la estación-término de alta velocidad con el resto de la provincia, provocará que los pasajeros que lleguen a Alicante en 2 horas y 30 minutos desde Madrid a partir del 24 de junio, tarden casi lo mismo en terminar el viaje a sus destinos turísticos de la Costa Blanca, que absorberán el 50% de los pasajeros del tren.

La falta de presupuesto del Ministerio de Fomento y la Generalitat para haber ejecutado el proyecto del tren de la costa (400 millones de euros), y la ausencia de consenso ente la Conselleria de Transportes y el Ayuntamiento de Alicante para buscar una solución a la apertura en la estación del AVE de una línea regular de autobuses directos entre Alicante y Benidorm -Torrevieja y Santa Pola también la han pedido- provoca que, a escasos 24 días del arranque de la alta velocidad entre Alicante y Madrid, no se haya resuelto la necesaria comunicación posterior de manera ágil con el resto de los municipios de la provincia. Un factor clave para que la línea sea rentable y alcance esos 3 millones de pasajeros anuales que se prevén entre Alicante y Madrid.
Una asignatura pendiente en la provincia casi desde que llegó el ferrocarril, que provoca que se esperen situaciones como el que los pasajeros que lleguen a Alicante desde Madrid en 2 horas y 30 minutos (tiempo inicial del trayecto anunciado por Fomento) y cuyo destino sea Benidorm o Torrevieja, necesiten otras dos horas para llegar a su hotel o segunda residencia. En total y como mínimo, hasta 4.30 horas de viaje.
El pasajero tendrá varias opciones una vez baje del AVE y en función de su destino final. En el caso de ir a Benidorm, utilizar el tren-TRAM, o el autobús regular, y en todo caso los urbanos, tanto para acceder a la estación de autobuses de Alicante, construida de forma provisional en la avenida de Elche, como para llegar después desde el apeadero TRAM de Benidorm al centro de la ciudad.
Una situación similar la vivirán también los pasajeros en dirección a la costa del Baix Vinalopó (Santa Pola, Torrevieja y Guardamar), pero sin TRAM. Mejor lo tienen los viajeros con destino a Elche y Orihuela, ya que existe una red de ferrocarril de cercanías.
Y en cuanto a los comunicaciones entre Alicante y sus playas, pues tampoco está para echar cohetes. El TRAM de Luceros o los autobuses urbanos.
A falta de que la Conselleria de Transportes y Renfe convenzan al Ayuntamiento de Alicante para que el Consistorio permita el establecimiento de una línea regular de autobuses desde la estación del AVE a Benidorm, algo que también pretenden ahora los ayuntamientos de Torrevieja y Santa Pola en esas cuatro plazas para autobuses que Adif construye en la estación, las comunicaciones posteriores a la llegada del AVE con el resto de la provincia siguen siendo muy poco competitivas.
Lo cierto es que servicios existen, algo que demuestran todos los días empresas como Vectalia, FGV, Alsa, Costa Azul o la propia Renfe, que gestionan líneas de autobuses, tranvías y trenes de cercanías. Pero la cuestión es otra: el tiempo de viaje. ¿Resulta viable ofrecer viajes a 2 horas 30 minutos o menos entre Alicante y Madrid, si después el pasajero se mete en un laberinto de comunicaciones para llegar a su destino final en la Costa Blanca?
Renfe calcula, según se puso sobre la mesa esta semana en una reunión con la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, que el 50% de los pasajeros del AVE entre Alicante y Madrid tengan como destino la ciudad, pero el resto se repartirán por los diferentes municipios turísticos de la provincia. Cerca de 80.000 madrileños tienen su segunda vivienda en la provincia. Estas se reparten mayoritariamente por Torrevieja, Benidorm, Santa Pola, Guardamar, El Campello, Elche y Sant Joan.

El escenario en otras ciudades
La paralización del proyecto de la estación intermodal, por la quiebra de la sociedad que la iba a construir, y el ajuste económico impuesto por Rajoy para reducir el déficit público, provocaron que se guardara en el cajón la posibilidad de que hubiera espacio en la misma para la estación de autobuses, y que el tranvía llegara hasta los andenes subterráneos del AVE. La situación de Alicante es complicada pero, en muchos casos, se asemeja con la de otras ciudades con alta velocidad, aunque ese cierto que también partían de otra realidad.
En Valencia, la estación de alta velocidad de Pintor Sorolla se construyó a unos 500 metros de la antigua estación del Norte, que concentra el servicio de cercanías, metro y líneas de media distancia. La estación tiene carácter provisional e, incluso, la solución final se antoja todavía más complicada, en costes y tramitación, que la que se trabaja para Alicante. Renfe conecta ambas estaciones con un autobús lanzadera (en Alicante todos los servicios ferroviarios se concentran en la estación término) y cuenta con una potente red de trenes entre Valencia y Gandía.
Por los tanto, dos estaciones, pero bien comunicadas. Incluso, la del AVE de Pintor Sorolla tiene una parada del Metro a 220 metros, con una frecuencia de 5 minutos. Por otro lado, Alsa cuenta con un servicio regular de autobuses gestionadas por Alsa que salen de la estación y llegan a Dénia.
En Málaga, capital similar a Alicante, tampoco existe estación intermodal del AVE, pero como si lo fuera. La estación del AVE se construyó sobre la antigua del ferrocarril convencional, y hasta allí llega también la línea de cercanías que conecta Málaga con núcleos turísticos como Benalmádena, Torremolinos y Fuengirola que tienen tren con Málaga cada diez minutos. También tiene tren de cercanías al aeropuerto, que tarda 8 minutos en conectar AVE y avión. En cuanto a la conexión con Marbella, ésta se hace mediante autobuses y su estación está pegada a la del AVE porque siempre fue así. A diferencia de Alicante, donde históricamente ambas infraestructuras han estado alejadas y ahora aún más.
En Zaragoza, destino AVE pero sin el potencial de Alicante, Málaga o Valencia, sí existe estación intermodal. Madrid (Puerta de Atocha) cuenta con taxis y metro, al igual que Barcelona.

Un impacto económico de 3.584 millones en 40 años
La llegada del AVE a la Comunidad Valenciana tendrá un impacto económico de 3.584 millones de euros a lo largo de los 40 años de vida útil de la infraestructura, según el estudio que elaboró la consultora Price Waterhouse Coopers por encargo de la Generalitat. El análisis se refiere a cuando la línea esté completamente operativa. El mayor impacto de esta infraestructura será para el turismo, en el que puede llegar a crear 32.500 puestos de trabajo al año, fundamentalmente, por la generación de 790.000 viajeros nuevos anuales más. Según la Generalitat son datos que tiran por lo bajo, por lo que los beneficios, probablemente, serán mayores. Deberían de serlo, al menos para amortizar la nueva infraestructura ya que el coste del trazado de la Alta Velocidad a la Comunidad tendrá un coste aproximado de entre 7.000 y 9.000 millones de euros.
El sector inmobiliario también podría beneficiarse de la llegada del AVE, ya que, según la consultora, el beneficio de ocupar durante un fin de semana adicional un 10% del parque de segundas viviendas asciende a 7,9 millones. La previsión optimista del informe se refleja en que el informe señala que el 10% del parque de segundas residencias se utilizará durante todos los fines de semana, lo que producirá una facturación en torno a los 8 millones de euros. En la Comunidad hay censadas 564.000 viviendas. Todo dependerá, por supuesto, de frecuencias, precios y tiempos de viaje en la línea.

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