En un pueblo pequeño, en la región francesa de Cevennes, el alcalde decidió un día plantar cara y reaccionar cambiando la alimentación del comedor escolar. A partir de ese día, el comedor serviría sólo comida ecológica. En el pequeño pueblo como en otros sitios, la población está angustiada por la alta contaminación industrial y por los peligros que representa la contaminación de la agricultura convencional. Aquí comienza la lucha contra una lógica que podría volverse irreversible, una lucha para que el día de mañana, nuestros niños no puedan acusarnos de pasividad ante todo ello.Este documental francés, que es posible que nunca lleguemos a verlo en los circuitos comerciales, es escalofriante. Habla, presentando discursos de científicos en la UNESCO y testimonios de afectados por la enfermedad, del enorme impacto que están teniendo los tóxicos en los alimentos que damos a nuestros niños.
Es la primera generación de niños de la historia que es posible que tenga una vida mas breve que sus padres, al haber estado expuesta desde la infancia a gran cantidad de tóxicos, principalmente a través de la alimentación. Oficialmente no se han reconocido los efectos que los productos tóxicos y los transgénicos van a tener en la salud general.
Pero hay datos que señalan que, por ejemplo en Francia, las cifras de cancer infantil crecen más del 1% cada año de forma acumulativa y que el 70% de los cánceres tienen un origen medioambiental, del que un 40% tiene relación con la alimentación y un 30% con los contaminantes del medio ambiente. Se recogen testimonios y datos científicos, pero también soluciones, como la implementación de la alimentación biológica en comedores escolares para disminuir la ingesta de alimentos cultivados con tóxicos.
Es indispensable replantearnos el tipo de alimentos que los niños ingieren, su salud, sin duda, puede verse afectada de un modo que todavía no conocemos en profundidad. Las consecuencias sobre la salud humana de los productos químicos de la agricultura convencional y transgénica no son nuevos. Y aunque el discurso oficial todavía lo defiende como la única salida para la alimentación mundial y niega sus graves efectos secundarios, las pruebas son cada vez más abrumadoras.
La OMS denuncia que 3 millones de agricultores mueren al año por culpa de los agroquímicos, un auténtico exterminio. Es hora de que entendamos que el mundo es un fiel reflejo de nosotros mismos…. Entonces desde nuestro lugar de actividad, no deberiamos fomentar el uso de productos quimicos, ya que somos el reflejo de grandes mercaderes de la salud, generando soja transgénica, algodón, productos que utilizan grandes cantidades de quimicos que destruyen la tierra y la salud.