> Mil quinientos agricultores que abandonan la huerta tienen menos de 40 años.
La Unió de Llauradors i Ramaders en la Comunidad sólo ha incorporado en dos años a 374 jóvenes a la actividad. Los afectados exigen una Ley de Comercio para garantizar la venta de cosechas por encima de los costes de producción.
Un total de 13.521 agricultores han abandonado el sector agrario y ganadero en la Comunidad Valenciana en los últimos tres años. De esta pérdida de activos casi 5.000 se han registrado en la provincia de Alicante, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por contra, según el sindicato agrario La Unió de Llauradors i Ganaders, en los últimos dos años se han incorporado a la actividad agraria en la Comunidad Valenciana sólo 374 agricultores jóvenes, una cifra que consideran “insuficiente para mantener un tejido agrario que sustente esta actividad”.
Este dato supone que en cada uno de los 542 municipios de la Comunidad se han incorporado 69 jóvenes a este sector, “ni un agricultor o ganadero por municipio, mientras que lo han dejado 25”, según resaltan desde el sindicato agrario. A este hecho de la despoblación laboral de la agricultura se une la “sangría” que para el campo valenciano representa la continua jubilación de los trabajadores cuando cumplen los 65 años y que se ven obligados a abandonar sus tierras ante la falta de relevo generacional.
Desde el sindicato agrario se critica y se lamenta que la administración agraria valenciana, “se muestre jubilosa por esta ridícula cifra de incorporaciones de agricultores y ganaderos jóvenes a este sector, que en realidad cada vez es menos competitivo y rentable”.
El abandono de mano de obra en la agricultura y la ganadería en el campo valenciano se refleja en 4.353 trabajadores menos con edades por debajo de los 40 años, mientras que los titulares con más de 65 años que han dejado el sector en los últimos tres años ascienden a 9.168. Es decir, prácticamente toda la mano de obra actual se sitúa entre ambas edades. Estas cifras son especialmente visibles en comarcas eminentemente agrícolas, como es la Vega Baja, donde la mayor parte de jornaleros son inmigrantes.
El secretario general de La Unió, Josep Botella, insta ante esta situación a las administraciones central y autonómica “a que se pongan a trabajar con más empeño”, y asegura que la mejor forma de hacerlo pasa por aumentar la renta de los agricultores y tener más decisión para facilitar el acceso de los jóvenes a este sector, todo ello a través de la mejora y ampliación de las ayudas, pero, sobre todo, “con unos precios justos para los agricultores y ganaderos que erradiquen que las cosechas se sigan vendiendo por debajo de su coste de producción” como por desgracia vienen siendo cada vez más habitual.
El sindicato agrario denuncia igualmente el abusivo margen comercial con el que juega la gran distribución, que “impone unos precios ridículos a los productores que no cubren los costes de producción, en una situación que también perjudica a los consumidores, que pagan una cantidad muy superior al valor real del producto que consumen”.
Por ello, exigen a las distintas administraciones que se introduzca el doble etiquetado en los productos, donde se indique el precio en origen y el de destino, y que se incrementen las inspecciones sobre el comercio. Consideran también que es necesaria una Ley del Comercio Alimentario y que se exijan las mismas condiciones sanitarias, técnicas, medioambientales y sociales para los productos de terceros países que para los de la Unión Europea, con el objetivo de proteger a los agricultores y ganaderos españoles y europeos.
“Si no se apoya a nuestra agricultura nuestros productores podrían desaparecer, con todo lo que eso implica para la población en falta de alimentos seguros, de calidad, de proximidad y de abandono del territorio y paisaje”, según el responsable del sindicato agrario.
“Pérdida impresionante”
Por su parte, el responsable provincial de La Unió, Juan Pastor, señaló que la falta de jóvenes en la agricultura y la ganadería, “no es nada nuevo, pero cada vez es más preocupante. La pérdida de activos es algo impresionante”. Explica que el campo no da dinero y la gente no se incorpora “ni siquiera con las ayudas; entre otras, la de los 50.000 euros para nuevos trabajadores de este sector”.
Un dato que aporta Pastor es que la uva del Vinalopó se paga a entre 15 y 18 céntimos el kilo cuando los costes de producción superan los 30. “Si se pierde dinero, ¿cómo alguien, y menos aún los jóvenes se van a incorporar al campo?”, se pregunta, para añadir que incluso con la actual crisis que afecta a otros sectores como la construcción “el campo ha dejado de ser un refugio para parados como pasaba antes, sobre todo porque se generan menos jornales”. El responsable de La Unió ve necesario cambiar de manera urgente las políticas en el campo para que el sector “sea rentable y tenga futuro. De lo contrario a medio plazo la agricultura desaparecerá”.
Vía | diarioinformacion.com